Es la opinión de varios entrenadores de futbol que ha predominado en la prensa en las dos últimas semanas. Lo curioso es que en la mayoría de los casos, es en este momento cuando les ha venido a la cabeza este pensamiento, quizás porque es lo que más les preocupa, como el dicho “te acuerdas de santa bárbara cuando suenan los truenos”. Pero además, es confundir la causa con el efecto porque, en el alto rendimiento, lo que se debe de gestionar es la presión que es la la que, mal gestionada, genera ansiedad. Lo que ocurre es que, para desarrollar una estrategia que permita canalizar la presión y convertirla en un aliado y no en aumento de ansiedad, es necesario conocer su origen, su naturaleza, su momento crítico y su duración. Mencionarla es fácil, pero dominar y conjugar su saber con su resolución práctica no. Además, para optimizar el potencial de los deportistas, lo importante es incorporar y desarrollar estrategias psicológicas durante el entrenamiento y a lo largo de la temporada, que permitan manejar la presión en la dirección adecuada, antes de llegar a esos momentos en los que necesitamos gestionarla para evitar que lo contamine todo.
miércoles, 21 de mayo de 2008
viernes, 16 de mayo de 2008
en cada carrera vamos a ir con la idea de hacerlo lo mejor posible, de divertirse.
Además, es evidente que estos objetivos de competición se encuentran bajo el control de los deportistas, por lo tanto, su respuesta emocional estará carente de ansiedad y de dimensiones negativas: “Busca aquello que dependa de ti, vívelo intensamente y disfruta de cada momento ya que, lo que ocurra, puede ser que sea irrepetible”. Es una de las sugerencias que les propongo a los deportistas con los que trabajo el aspecto psicológico y, cuando lo consiguen, se sienten inmensamente afortunados por lo vivido.
miércoles, 14 de mayo de 2008
“estaba sin confianza”
Es el comentario más generalizado que se escuchó en las declaraciones de los pelotaris que han quedado eliminados en cuartos de final del campeonato. Es curioso que coincidan en esto y, sobre todo, que hayan reconocido salir a disputar el partido “faltos de confianza”, transmitiendo una gran sensación de impotencia, como si nada hubieran podido hacer para recuperarla. Es cierto que una de las formas de conseguir confianza es ganando partidos; otra, estar en un excelente estado de forma, pero también es importante destacar que estos excelentes pelotaris han permitido, erróneamente, que su confianza descienda, bien porque últimamente no estaban jugando adecuadamente o bien porque estaban mermados en su estado de forma. Lo que ocurre es que confundir el estado de forma con el nivel de confianza no es lo más conveniente en estos casos, sobre todo cuando uno se encuentra ligeramente mermado de su potencial. Y creo que esto es lo que ha ocurrido, en unos casos se ha asociado la confianza a no encontrarse a gusto en la cancha y en otros al estado de forma del pelotari. También podría haber sido de otra manera, como nos dice el conocimiento científico: la confianza es un proceso interno que depende de la capacidad de autoconvicción de los deportistas, independientemente del resto de los aspectos señalados, como la experiencia competitiva nos lo ha demostrado en numerosas ocasiones.
lunes, 12 de mayo de 2008
cuando está enfadado juega más
Parece que es la opinión de los seguidores del pelotazale Martinez de Irujo, según las declaraciones del presentador que estuvo retransmietiendo el partido de cuartos de final del campeonato-08 manomanista (Tele 5) contra Sebastián Gonzalez. Tuve la ocasión de verlo y me llamó poderosamente la atención la exagerada hostilidad que utilizaba Martinez de Irujo durante el partido incluso, en determinados momentos, perdiendo los papeles. Creo que el nº de me cagüen…. durante el partido fueron tantos como los pelotazos realizados. Ya hemos señalado en otras entradas que esta dimensión emocional, aunque inicialmente pueda ayudar a aglutinar el potencial de los deportistas pareciendo que mejoran en sus prestaciones, enturbia la visión de juego, aumenta el gasto energético en cada acción del partido con el consiguiente impacto negativo en la fatiga percibida, bloquea las sensaciones propioceptivas y contrinuye a tomar decisiones equivocadas. Por eso, cuando no se tiene otros recursos el desconocimiento hace “tirar” de la hostilidad para buscar el rendimiento óptimo, sin saber que es una mala compañera de viaje para ese cometido. Curiosamente, sea por casualidad o provocado por este efecto negativo, entre los cinco últimos tantos del partido, el pelotari señalado cometió dos errores de decisión que, al final, posiblemente le costaron el partido.