La semana pasada me llegaba una reflexión de mi colega Gloria Balagué, refiriéndose a la buena disposición y aceptación que se dispensa, en general, al aspecto psicológico en relación al rendimiento deportivo. Sin embargo, su presencia en los planes de entrenamiento y en el afrontamiento de la competición sigue siendo testimonial. ¿Porqué se habla continuamente de variables psicológicas para explicar resultados negativos y no se dedica tiempo a mejorarlas para la siguiente competición?
Lo explicaba de esta sencilla manera: La verdad es que hay un nivel de desconocimiento tremendo en este aspecto, sobre todo en el fútbol que, acompañado por un sentido de auto-importancia fantástico, les hace creer que el conocimiento científico no se puede aplicar a sus experiencias competitivas. Lúcido, claro y breve comentario que explica de forma nítida una de las debilidades más evidentes que existen en el alto rendimiento.