domingo, 7 de abril de 2024
Evaluar el pasado para actuar en el presente y planificar el futuro: las funciones de la memoria.
En un artículo publicado en el semanal del Diario Vasco, (D. V. 23/03/ 2024), relacionado con el científico Charan Ranganath, profesor de psicología y Neurociencia en la Universidad de California, experto en el funcionamiento de la memoria, se señala que los recuerdos del pasado se “asemejan a una pintura”, Se parte de una representación realista, pero lo que recordamos es una interpretación personal, filtrada, de la misma. La principal función de la memoria sería: evaluar el pasado para actuar en el presente y planificar el futuro.
El almacenaje, la evocación y la reinterpretación es un parte del proceso que corresponde a la memoria a largo plazo. La información proveniente de una experiencia pasa por tres fases para que quede fijada en nuestro cerebro. En primer lugar, la memoria sensorial, que es la fase más temprana del proceso de retención de la información del entorno y sus múltiples estímulos, con una duración máxima de 4 segundos. A continuación, el cerebro guarda lo que considera pertinente y evalúa si lo envía a la memoria a corto plazo, que se encarga de gestionar la información de manera consciente. Esta fase dura en torno a 30 segundo y, pasado este tiempo, se borra y sólo retenemos aquello a lo que se ha prestado atención selectiva.
Verbalizar o repetir lo que nos interesa recordar permite que se asiente, se codifique y sea sometido a la “consolidación de la memoria”, que es el paso definitivo a la memoria a largo plazo, almacén y gestor de los verdaderos recuerdos. Cada persona tiene un gran poder sobre ella, pero entrenarla, mejorarla y reforzarla depende de cada uno, es el trabajo personal lo que marca la diferencia entre lo que queremos y lo que somos capaces de recordar. De forma errónea, hay muchas personas que creen que la memoria se ejercita sin esfuerzo. Cuando aprendes algo nuevo, debes tomarte tu tiempo, cierra los ojos durante unos momentos (1-2 minutos), además, el hecho de registrarlos por escrito ayuda a implantar los recuerdos en el cerebro. De ahí la importancia de hacer una autovaloración de las experiencias competitivas que se viven, a través de la valoración POST competición.