miércoles, 22 de abril de 2020

“nada cambia a no ser que tu lo cambies”.

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      Me llamó la atención esta frase, mientras veía una película tranquilamente, que le comenta un protagonista a otro en un momento determinado de la conversación que mantenían, y me pareció muy adecuada para comentarla con deportistas a los que les cuesta cambiar los pensamientos o sus hábitos para la competición.
       He constatado con algunos de los deportistas con los que trabajo que tienen verdaderas dificultades para cambiar los pensamientos, sobre todo los autorreferentes, aunque hayamos generado alguna miniestrategia para ello. En el momento de afrontar la competición recuperan pensamientos de experiencias pasadas que no les ayudan, utilizando los que le aporta su experiencia hasta ese momento y dejando a un lado la estrategia deliberadamente construida  para resolver ese error mental y poder alcanzar el rendimiento deseado.
         Pero, para que eso funcione, son necesarios dos principios: a) Que la estrategia planteada se base en evidencias empíricas, es decir, en conocimiento aplicado sobre el funcionamiento de lo que se quiera cambiar; b) Que en el entrenamiento mental utilice el principio de repetición, como un mantra, relacionado con los pensamientos y tareas de la estrategia planteada, porque esto refuerza el principio de disponibilidad a la hora de tomar las decisiones adecuadas. Sin ello, el cambio será muy difícil (se necesitarán muchos más años de experiencia) o imposible.