Sucedió en un partido que estaba observando
correspondiente al segundo equipo de la Real Sociedad de Fútbol, y me llamó la
atención por lo absurdo de la decisión tomada por uno de los jugadores que
disputaban el partido. En un contraataque, el delantero que va a rematar no va
a alcanzar el balón y, al ver que le va a superar saca, de forma incosciente,
las dos manos para rematarlo, lo que supone la segunda tarjeta amarilla y la expulsión
del campo. Pero no sólo eso, porque su equipo estaba en superioridad numérica
de 11 contra 10 y, automáticamente, perdió esa superioridad y se igualaron nuevamente
los equipos de 10 contra 10.
Es
evidente que el jugador no tuvo tiempo de reflexionar sobre las consecuencias
inmediatas de su acción, porque si no no la hubiera realizado. ¿Cómo se explica
eso? A veces en los entrenamientos, cuando el balón les supera, acostumbran a
rematarlo con las manos o a pararlo para que no se aleje demasiado. En esta
ocasión su actividad mental le ha ofrecido la misma solución, rematar con las
manos, y como no tuvo tiempo para pensarla, la ejecuto según le vino a la
cabeza, que le jugó “una mala pasada”.
Lo mismo le sucedió a otro jugador que, estando encima de la linea lateral del
campo y para no perder tiempo con el balón, lo paró con las manos dentro del
terreno de juego. También segunda amarilla y al vestuario. Son dos excelentes ejemplos que
evidencian el funcionamiento de la
Toma de Decisiones Rápidas (TDR) y la importancia de entrenarlas previamente antes de salir a competir.