En unas declaraciones realizadas por el
jugador uruguayo del C.F. Barcelona. L. Suarez, publicadas en el diario Marca
(4/12/17), comentaba : “Hay veces que uno sabe que por mucho que haga el balón
no entrará”. Es evidente que este tipo de pensamientos no ayudan conseguir
goles. Es un claro ejemplo de la profecía autocumplida, o como se conoce en
psicología “el efecto Pigmalión”.
Anticipar
satisfacción o imaginar situaciones futuras realizando las tareas adecuadas relacionadas con
el logro, ayudan conseguirlo. Además, el “efecto Pigmalión” siempre se cumple
para lo malo, para lo negativo,
disminuyendo las probabilidades de que los acontecimientos sucedan como
desearíamos.
Pero,
por otro lado también señalaba en el mismo artículo “ en mi vida he buscado
siempre superarme”. Lo que le diria a los jóvenes es que nunca bajen los brazos,
que si uno quiere una cosa, puede hacerla, buscar la superación y nunca conformarse
con lo que tenga, queriendo siempre más”. Curiosos pensamientos contradictorios en un deportista excelente porque, mientras el primero disminuye las probabilidades de alcanzar el logro deseado, el segundo supone una de las claves para conseguir el máximo
desarrollo potencial.