Por un lado, todavía se manifiestan entrenadores en contra de la importancia del
trabajo psicológico orientado al alto rendimiento, como si fuera una cuestión
de creer o no creer; por otro, en
demasiadas ocasiones oímos frases como “ si hubiera presionado más”…. “si
hubiera ido al despeje”.., o “si hubiera continuado marcando al jugador no hubiera
rematado”, siempre lamentándose. Esta cuestión nos ayuda a reflexionar sobre la
trascendencia del desarrollo de las funciones ejecutivas.
Pero, para entrenarlas y mejorarlas, hay que
considerar cuatro aspectos de
naturaleza funcional. El primero es la asociación, es decir, el cerebro siempre
esta asociando hechos y comportamientos de nuestra existencia y, en este
sentido, será importante establecer una adecuada relación entre las posibles situaciones de competición
con acciones de eficiente resolución.
En segundo lugar, la repetición para interiorizar y reforzar mentalmente las
acciones indicadas, naturalmente repetición con variación semejante al trabajo
práctico. La disposición es el tercer aspecto que pone a punto las estructuras
mentales específicas y las
actualiza a través del visionado y de la visualización. Las imágenes que nos muestran
las soluciones, sobre todo cuanto se acerca la competición, serán el contenido predominante
en el que se ocupará de la actividad
mental.
Y, finalmente, la ejecución muestra cómo la actividad cerebral es permanente y constante, sin descanso, de noche y de día, siempre vigilante, generando pensamientos e ideas, tomando decisiones y ejecutando acciones. Por eso, a la actividad cerebral no consciente, hay que inducirle a que se ocupe de cosas que nos sean de utilidad, de forma deliberada, si no, corremos el riesgo de que funcione libremente, sin sentido, sin intencionalidad dirigido por el azar, en cuyo caso se convertirá en el dueño de nuestro destino. Es una propuesta para mejorar las habilidades mentales relacionadas con las funciones ejecutivas.
Y, finalmente, la ejecución muestra cómo la actividad cerebral es permanente y constante, sin descanso, de noche y de día, siempre vigilante, generando pensamientos e ideas, tomando decisiones y ejecutando acciones. Por eso, a la actividad cerebral no consciente, hay que inducirle a que se ocupe de cosas que nos sean de utilidad, de forma deliberada, si no, corremos el riesgo de que funcione libremente, sin sentido, sin intencionalidad dirigido por el azar, en cuyo caso se convertirá en el dueño de nuestro destino. Es una propuesta para mejorar las habilidades mentales relacionadas con las funciones ejecutivas.