domingo, 14 de marzo de 2010

los futbolistas lo que necesitan es un buen papá

Me ha llamado la atención leer un artículo de opinión (J. Carlin), publicado en diario El País (14/03/2010), en el que se vertían opiniones semejantes al encabezamiento de esta entrada. Y continuaba: “Un papá que respeten de forma automática, como en una relación biológica en la que se sepa cuando animarles, cuando regañarles, cuando defenderles, darles cariño o castigarles”.

Así se pretendia explicar la falta de entrega, la pérdida de entusiasmo y de confianza, así como la ausencia de coraje y pasión por los colores. También se señalaba que un “buen papá” transforma la presión de los jugadores en energía positiva.

Aunque se necesita algo más de espacio que este blog para explicar todo esto, no deja de sorprenderme la falta de rigor en esta reflexión, porque los déficits que se señalan son fruto del escaso o nulo tiempo que se dedica a mejorar estas capacidades psicologicas, que siempre se mencionan cuando los resultados no acompañan, pero que nunca se trabaja en su mejora. Hablamos de compromiso, motivación, confianza, asertividad y gestión de la presión, entre otras.

Y mientras se considere que carecen de importancia para incorporarlas en los planes de preparación, dedicándoles una parte del entrenamiento para su mejora, se seguirá pensando que la solución a estas cuestiones se encuentra fuera de la responsabilidad del propio jugador, como en este caso en el que se menciona la “necesidad de un buen papá”, o que la optimización de las mismas se encuentra fuera de su control.