Se supone que un plan de actuación anticipa las posibles situaciones que puedan presentarse durante la competición y la manera de resolverlas, facilita la toma de decisiones rápidas, casi instantáneas en aquellas situaciones que sean semejantes a las previstas en el plan, y permite liberar una parte de la energía atencional para usarla en beneficio de una alta concentración concurrente durante la competición.
Además dicho plan, al constituir supuestos de anticipación y permitir una autovaloración de la propia actuación postcompetición, refuerza el sistema de autorregulación (Bandura 1986) y la capacidad autodirigida del propio deportista.
Pienso que el hecho de disponer de un plan de afrontamiento para la competición, al reducir el nivel de incertidumbre, influirá positivamente en la respuesta emocional y en la autoeficacia del deportista y esto, a su vez, ayudará a realizar valoraciones integrales más positivas de su propia actuación.
El plan integral de competición proporcionado a los deportistas, basado en el programa de intervención orientado a cuidadores de enfermos que desarrollan el profesor Lazarus y la profesora Folkman, en el hospital de Berkeley, Folkman (1999), consta de cuatro apartados.
El primer apartado se refiere al plan de acción, en el cual se establece el plan de juego con rutinas de aproximación, la táctica, el apoyo ergogénico y determinadas estrategias para los periodos transicionales, que nos permitan mantener el control sobre el “arousal” y la concentración.
El segundo apartado consta de una reevaluación situacional constituida por, la valoración, la aceptación y la racionalización emocional que suscita la competición, y el análisis contextual, con el que se verifica si el modelo táctico seleccionado se ajusta a las necesidades del presente.
En el tercer apartado, a través de un discurso positivo, se intenta mantener el nivel y la estabilidad de la autoeficacia percibida.
Por último, el cuarto apartado, se contemplan estabilizadores personales relacionados con los valores y las creencias de diferente índole, religiosas, familiares, sucesos significativos, los gustos y situaciones agradables, así como miniestrategias específicas asociadas al grado de tolerancia al estrés del deportista.