Ganar para reaccionar, es lo que he leído en el periódico esta mañana, en un artículo que hablaba sobre el equipo de fútbol de la Real Sociedad. Sin embargo, creo que es más interesante centrarse en aspectos anteriores al partido y buscar una reacción colectiva para tener un resultado favorable. De ahí el dilema que se plantea en el título de la entrada.
Creo que tanto el discurso de los jugadores como el de los técnicos debiera ser el segundo, es decir, reaccionar para ganar. Si esperamos ver el resultado para valorar el comportamiento del equipo, nos desviaremos del camino que necesitamos recorrer para conseguir el objetivo de la competición, que son los tres puntos.
A veces también ocurre con la confianza. “necesitamos ganar partidos para coger confianza”, cuando para rendir óptimamente en los partidos necesitamos de ella. Es como si un pescador pensara en el pez que quiere pescar sin tener en cuenta ni el anzuelo ni el cebo que debe colocar para conseguirlo.
Creo que tanto el discurso de los jugadores como el de los técnicos debiera ser el segundo, es decir, reaccionar para ganar. Si esperamos ver el resultado para valorar el comportamiento del equipo, nos desviaremos del camino que necesitamos recorrer para conseguir el objetivo de la competición, que son los tres puntos.
A veces también ocurre con la confianza. “necesitamos ganar partidos para coger confianza”, cuando para rendir óptimamente en los partidos necesitamos de ella. Es como si un pescador pensara en el pez que quiere pescar sin tener en cuenta ni el anzuelo ni el cebo que debe colocar para conseguirlo.