lunes, 22 de mayo de 2017

una aproximación autodeterminada para entender su influencia sobre la practica deportiva y los síntomas depresivos.

          Continuando con las conclusiones presentadas en la entrada anterior y relacionadas con el 24 congreso de la SEMG (Sociedad Española de Medicina General y Familia), celebrado en Donostia del 17 al 20 de mayo de 2018, publicadas en El Diario Vasco (20/05(17), en el que otra de las conclusiones de las jornadas señalaban que “los últimos estudios presentados han demostrado que esta enfermedad puede tener efectos contagiosos entre los familiares. Sin embargo,  fomentar una cultura de esfuerzo y fomentar la responsabilidad personal en las actividades que realicen los jóvenes”, es una de las conclusiones  aportadas por un estudio realizado por el profesor J. A. Cechini, colega y gran amigo.  
        En el estudio mencionado y publicado en Stress Health. 2017 Feb 15. doi: 10.1002/smi.2744. (http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/smi.2744/full), sobre una muestra de 357 estudiantes universitarios con edades comprendidas entre 18 y 29 años. los resultados mostraron que la motivación autodeterminada predijo una práctica vigorosa  e intensa y una reducción de síntomas depresivos. 
          Por eso,  he considerado  importante recordar las conclusiones del estudio dirigido por  Cechini et al., en las que abordaban esta cuestión desde una perspectiva autodeterminada, destacando  el beneficio personal que genera en la salud mental de los jóvenes deportistas, el hecho de inculcar el compromiso con el esfuerzo, la responsabilidad proactiva y la adaptación paulatina hacia una práctica vigorosa,  valores fundamentales que deben  estar presentes en todos los programas de formación hacia el alto rendimiento, sobre todo en la fase de transición rendimiento/alto rendimiento.