Es lo que le soltó, como si nada, John McEnroe apenas una hora antes de saltar a la Arthur Ashe, para disputar la final del torneo US OPEN-2010 de tenis. “Gracias por la presión”, respondió Rafa Nadal. Pero la presión es algo que el manacorí sabe controlar como nadie. (SPORTS.es 15/09/10).
Y en la final frente a Novak Djokovic exhibió esos nervios de acero, esa mentalidad de guerrero y ese tenis que atesora para acabar con las aspiraciones del serbio en tres horas y 43 minutos de juego.
Ni la suspensión por la lluvia, que permitió que los nervios de ‘Nole’ se templaran, ni un nivel estratosférico de juego, ni el deseo de Djokovic lograron frenar a Rafa. En la reanudación del duelo, tras un parón de dos horas, se vio el mejor tenis del torneo. Similar al nivel que esgrimieron el propio Nadal y Fernando Verdasco en la semifinal de Australia en 2009, con una intensidad máxima y una ambición sin límites. Pero sin presión endógena, el deportista es imposible que rinda al máximo de su potencial.
Y en la final frente a Novak Djokovic exhibió esos nervios de acero, esa mentalidad de guerrero y ese tenis que atesora para acabar con las aspiraciones del serbio en tres horas y 43 minutos de juego.
Ni la suspensión por la lluvia, que permitió que los nervios de ‘Nole’ se templaran, ni un nivel estratosférico de juego, ni el deseo de Djokovic lograron frenar a Rafa. En la reanudación del duelo, tras un parón de dos horas, se vio el mejor tenis del torneo. Similar al nivel que esgrimieron el propio Nadal y Fernando Verdasco en la semifinal de Australia en 2009, con una intensidad máxima y una ambición sin límites. Pero sin presión endógena, el deportista es imposible que rinda al máximo de su potencial.