A lo largo del itinerario que recorren los
deportistas en su desarrollo
potencial hacia el máximo rendimiento, aparecen situaciones adversas o injustas
como dolencias musculares, entornos desfavorables, errores o ausencia de
fortuna en momentos críticos, siendo importante generar estrategias que nos
permitan superarlas, y aprovecharlas
para salir fortalecidos de las mismas.
El concepto de
Resiliencia proviene del campo de la física y se define como la capacidad de un
material para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la
que habia estado sometido. Se les considera como “materiales inteligentes”
porque, una vez sometidos a deformaciones o manipulaciones, recuperan la forma
y las funciones originales.
Tiene algo de
superpoder, de escudo donde el mal rebota (R. Yanke, El Mundo 30/04/16). No es
indiferencia ni dejadez, sino un conjunto de capacidades y habilidades que
permiten, cuando la adversidad se instala, sobrellevarla y superarla para salir fortalecido de la
misma. De alguna manera se trata
de disponer de habilidades que nos permiten prosperar ante el desafio generado
por una experiencia estresante.
La manera en que los deportistas abordan las situaciones de estrés son modificables a través del entrenamiento. Habitualmente suelo comentar a los deportistas con los que trabajo que la parte positiva de una situación adversa es que se puede convertir en una oportunidad para mejorar la capacidad de resiliencia y de tolerancia al estrés. Sólo hay que establecer estrategias adecuadas y plantear tareas orientadas a mejorar dichas capacidades.
La manera en que los deportistas abordan las situaciones de estrés son modificables a través del entrenamiento. Habitualmente suelo comentar a los deportistas con los que trabajo que la parte positiva de una situación adversa es que se puede convertir en una oportunidad para mejorar la capacidad de resiliencia y de tolerancia al estrés. Sólo hay que establecer estrategias adecuadas y plantear tareas orientadas a mejorar dichas capacidades.