Es
una opinión aparecida en el diario El País (24/07/11), atribuida a la nadadora
Mireia Belmonte, pero no generalizable, porque una cosa es disfrutar con el sufrimiento y otra muy
diferente sentir satisfacción personal por trabajar duro y sacrificarte para
alcanzar tus objetivos.
Trabajar
duro y sacrificarte cuando haces una actividad que te apasiona, generalmente,
no se encuentra vinculada al sufrimiento, por muy exigente que sea, sino más
bien al disfrute, a la satisfacción y a un sentimiento armónico apasionado.
Establecer
esta asociación, trabajo duro y
sacrificio con sufrimiento no es una adecuada construcción mental en
el camino de la excelencia. Pero si se establece de esta manera, el precio que se paga por una gestión emocional eficiente es mucho mayor y la construcción del pensamiento en base al sufrimiento se aleja de la armonía y de la búsqueda de la excelencia, no es la adecuada. Miedo y sufrimiento frente a reto y satisfacción anticipada es una decisión que depende de la construcción mental de cada deportista y esto se puede entrenar.
También
llama la atención la baja
responsabilidad de la nadadora en algunas tareas de aproximación a la competición, según su entrenador F. Vergnoux porque,
en un modelo de excelencia, la motivación intrínseca es determinante y uno de
los criterios pertenecientes a ella es la percepción de autonomía.Y como bien
señala su técnico, “yo no me puedo tirar a la piscina; en la cámara de
salida estás tu sola”. Con baja responsabilidad y con sufrimiento es muy difícil que se pueda gestionar las emociones de forma óptima para superar
la angustia, que es uno de los retos de esta nadadora.