A menudo se oyen comentarios relacionados con la confianza percibida/competencia percibida, tanto a nivel individual como grupal, basados en argumentos meramente opinativos que se encuentran muy alejados de la interpretación científica.
Cuando se habla de la confianza percibida que tiene un técnico, un jugador o cualquier persona sobre las capacidades de un determinado deportista o de un equipo debería utilizar tres referentes evaluativos: a) el normativo, en el que la fuente comparativa son los demás; b) el ipsativo, en cuyo caso la comparación se realiza con él mismo, es decir, qué es capaz de hacer ahora que no hacía antes; c) el modelado, referido a la forma ideal de ejecutar las tareas propuestas, es decir, la comparación entre su nivel de actuación y el modelo óptimo de ejecución.
Es evidente que cuando nos referimos a equipos estaríamos hablando de confianza grupal frente a las situaciones referidas a deportes individuales. Pero, en ambos casos, cuando se hablan de estos conceptos sin conocer su funcionamiento, nos situamos en espacios opinativos, muy respetables, pero carentes de peso valorativo para ser considerados como tales.