domingo, 1 de diciembre de 2024
“las dos caras de la libertad decisional: El pasado y el futuro”.
Según el prestigioso neurocientífico catalán J. Fuster (Cerebro y Libertad, ed. Planeta 2014), el funcionamiento de la corteza prefrontal “desempeña un papel decisivo para la elección, la planificación, la toma de decisiones, y la organización temporal de la conducta. La corteza cerebral y la libertad, como consecuencia de la evolución, adoptan posturas cruciales entre un pasado convergente experiencial y un fututo divergente de posibilidades-probabilidades”.
No somos libres para poder cambiar el pasado, pero sí lo somos para poder escoger partes del mismo que nos permitan tomar decisiones fundadas de cara al futuro. Además, esta acción escogida no sólo se basa en experiencias anteriores, sino que también engendra experiencias nuevas para fundamentar las decisiones futuras.
Puede denominarse “memoria del futuro”, porque consta de información almacenada que, tras un periodo de repetición de dichas experiencias nuevas, es recuperada y utilizada en acciones adaptativas del futuro. Es una acción combinada entre las redes de memoria y las redes de acción en la búsqueda de un fin. Estas redes de acción de la corteza prefrontal, son las que nos permiten predecir acontecimientos, seleccionar, decidir, planear, preparar y organizar acciones con un objetivo en el futuro inmediato o lejano que, al final, desemboca en el comportamiento competitivo.
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